¿Qué es la fotofobia o sensibilidad a la luz?
La fotofobia, o sensibilidad a la luz, es la intolerancia o molestia que sienten algunas personas a la luminosidad. Normalmente, este síntoma se manifiesta cuando la luz es excesiva, brillante o intensa, pero, en casos más extremos, las personas pueden sufrir episodios de fotofobia ante cualquier tipo de luz.
Esta condición puede ser temporal o crónica y puede ser causada por una variedad de factores, que van desde condiciones médicas hasta la exposición a ciertos tipos de luz. La fotofobia no solo es una intensa molestia a la luz, sino que también puede ser una respuesta a ciertos tipos de luz. Esto significa que algunas personas pueden ser sensibles a ciertas longitudes de onda de la luz.
El término fotofobia es un tanto inapropiado, ya que su etimología, que proviene del griego, significa “miedo a la luz”. A mitad del siglo XX, expertos en oftalmología dieron un significado más detallado: “La fotofobia hace referencia a la exposición del ojo a la luz que induce o exacerba el dolor”. En casos graves, la fotofobia puede ser debilitante y puede interferir con las actividades diarias.
Las causas de la fotofobia
La fotofobia no es en sí misma una enfermedad ocular, sino un síntoma que puede derivar a otros problemas de visión. A continuación, compartimos las causas más comunes en las que puede manifestarse una mayor sensibilidad a la luz, ya sea de origen natural o externo:
Como causas naturales:
- Pupilas grandes (midriasis)
- Ojos de color claro por menos cantidad de melanina.
- Albinismo ocular
- Migrañas
Como causas externas:
- Inflamaciones dentro del ojo (Iritis o uveítis).
- Quemaduras
- Traumatismos en la córnea (abrasiones o úlceras corneales).
- Mal uso o ajuste de las lentillas
- Infecciones
- Enfermedades como, por ejemplo, el glaucoma ocular
- Meningitis
- Síndrome visual informático
- Recuperación tras una cirugía refractiva en los ojos: operaciones de miopía, hipermetropía y/o astigmatismo
Si bien es cierto que, las personas con ojos claros suelen ser más sensibles a la luminosidad, ya que su iris presenta menor pigmentación, dejando pasar así una mayor cantidad de luz. Aunque no siempre es así ya que los ojos claros también pueden ser muy resistentes a la luz.
A su vez, las personas albinas presentan mayores molestias ante la exposición lumínica. Y, en algunos casos, los daltónicos pueden también manifestar fotofobia.
¿Cuáles son los síntomas de la hipersensibilidad a la luz?
Los síntomas de la fotofobia pueden variar de una persona a otra, aun así, estos son algunos de los más comunes:
- Picor o escozor en los ojos
- Molestia al exponerse ante una luz intensa
- Necesidad de entrecerrar o cerrar los ojos
- Ojos rojos y/o inflamados con sensación de quemarse
- Dolor ocular
- Dolor de cabeza y/o de cervicales
- Visión borrosa
- Náuseas y mareos
- Lagrimeo reflejo
¿Cómo se diagnostica la fotofobia?
Debes acudir a un profesional cuando los síntomas de la fotofobia se manifiestan de forma habitual y de una forma u otra te impiden hacer vida normal. Por ejemplo, si te resulta complicado realizar actividades al aire libre durante el día sin gafas de sol, sientes dolor cuando te expones a luz intensa o tienes dolores de cabeza o náuseas cuando sufres un episodio relacionado con destellos o cambios intensos de luz.
El profesional que te atienda, además de realizarte algunas preguntas, llevará a cabo una evaluación visual, la cual puede incluir pruebas como la medición de agudeza visual, estudio de movimientos oculares y la estructura del ojo, examen con lámpara de hendidura, retinografía o medición de la presión intraocular, dispositivos de screennig de sensibilidad a la luz, entre otros.
El objetivo del examen visual será detectar posibles anomalías visuales que permitan identificar una posible causa de tu fotofobia y ofrecerte un tratamiento adecuado. A partir de este diagnóstico, se podrán establecer las pautas para un tratamiento que mejore la sensibilidad a la luz, así cómo tratar las posibles afecciones visuales subyacentes que pueden estar causándola y remitir si fuere necesario al oftalmólogo para acabar de prescribir las posibles soluciones (farmacológicas) si las hubiera y que nosotros no podríamos recetar.
Tratamiento para casos de fotofobia
Antes de nada, si sufres alguno de los síntomas asociados a la fotofobia, acude a tu óptica +Visión de confianza para realizarte un examen visual. Según el resultado, también deberás acudir al oftalmólogo para detectar si existe alguna patología que origina esta molestia y, por supuesto, ponerle solución al problema cuanto antes.
Dicho esto, otra de las recomendaciones a seguir si padeces sensibilidad a la luz es el uso de gafas oscuras (mucho mejor si son polarizadas) con protección lateral. A su vez, durante un episodio de fotofobia, trata de reducir las luces en casa, bajar las persianas o ponerte un antifaz o máscara ocular.
No es recomendable conducir si se padece de hipersensibilidad a la luz. En caso de no asociarse a estos síntomas ninguna patología, utiliza gafas de sol polarizadas, ya que evitan los reflejos y destellos producidos por el reflejo de la luz solar en superficies horizontales, mayoritariamente de color claro, lisas y uniformes, como la arena, la nieve o la superficie del mar.
Otra opción perfectamente recomendable es el uso de las gafas fotocromáticas, es decir, aquellas lentes que se adaptan a las variaciones de la luz ambiental, y se oscurecen o se aclaran dependiendo de la cantidad de luz que haya en cada momento.
¿Cómo evitar o prevenir la fotofobia?
Siempre y cuando sufras episodios de forma ocasional, y sin estar asociados a ninguna enfermedad, puedes seguir estos consejos para evitar que la luz cause molestias en tus ojos. ¡Compártelos entre los tuyos!
- No expongas tus ojos directamente a la luz solar.
- Utiliza, durante todo el año, gafas de sol homologadas; preferiblemente polarizadas.
- Ilumina correctamente todos los espacios de tu casa y/o lugar de trabajo. Utiliza la luz natural siempre que sea posible para interiores.
- Atenúa la intensidad de las luces más intensas.
- Evita los cambios bruscos de luz.
- Ajusta bien el brillo y contraste de tus dispositivos electrónicos.
- Usa gafas graduadas que filtran la luz o con cristales tintados para interiores.
- Haz un uso adecuado de las lentillas ya que éstas pueden causar sequedad ocular y aumentar la sensibilidad a la luz.
- Usa un sombrero o gorra cuando estés al aire libre.
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