Hasta los 5 años
Los primeros años de los niños son vitales para detectar problemas oculares, puesto que después es más difícil actuar y solucionarlos. Durante los dos primeros años, lo más recomendable es realizar una revisión antes de que cumplan un año y repetirlas anualmente para poder corregir los posibles defectos visuales ya que detectados posteriormente podrían haber empeorado. Además, nuestra recomendación es que pongas a prueba la vista de los pequeños regularmente mediante ejercicios o juegos para detectar cualquier problema. Si así fuera, no dudes en llevarle a un especialista.
Una vez el pequeño cumpla los dos años, momento en el que ya puede hablar y expresarse, no debemos olvidar preguntarle regularmente si ve bien o si le duele la cabeza, síntomas que indicarían que necesita un examen visual. Igualmente hasta los 5 años, lo más recomendable es hacerles una revisión de los ojos anualmente.
De los 5 a los 16 años
En la etapa de escolarización, una buena visión es imprescindible para el aprendizaje de los niños y adolescentes, puesto que gran parte de la información que reciben es a través de los ojos. De hecho, distintos estudios señalan que uno de cada tres casos de fracaso escolar está relacionado con problemas visuales. Por otro lado, esta es la etapa en la que se detectan la mayoría de los problemas de vista, por lo que deberían ir anualmente a hacerse un examen. No obstante, si ya existen defectos visuales, deberían ir más a menudo para asegurar que las gafas están adaptadas a su vista.
De los 16 a los 25 años
Durante estos años, es muy posible que los jóvenes experimenten cambios en la graduación que necesitan. Por ello, y sobre todo si en esta etapa continúan estudiando, es imprescindible revisar periódicamente la vista, puesto que el esfuerzo que deben hacer los ojos es mucho mayor.
De los 25 a los 40 años
En esta etapa, lo recomendable es someterse a una revisión cada dos años. No obstante, si existe algún defecto visual, se debería acortar el tiempo entre visita y visita.
Más de 40 años
A partir de esta edad debemos empezar a prestar mucha más atención a los ojos, puesto que es probable que empecemos a desarrollar problemas visuales, como la vista cansada o el glaucoma. Por este motivo, deberíamos empezar a revisar la vista trimestralmente o semestralmente.
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