Todos hemos llorado alguna vez y seguro que somos consciente que nuestros ojos desprenden lágrimas pero la gran pregunta viene ahora: ¿Alguna vez haz tenido curiosidad por el origen y la existencia de las lágrimas?
Las lágrimas son líquido producido por el proceso corporal de la lagrimación para limpiar y lubricar el ojo. Este fluido salado está lleno de proteínas, agua y aceites que son liberados por la glándula lagrimal en la parte superior y externa del ojo. El recorrido que hace a partir de aquí se trata de fluir sobre toda la superficie frontal del ojo, pasando por la córnea y la esclerótica y humedeciendo el órgano. Cada vez que el ojo parpadea este fluido se distribuye por todo el ojo.
Cuando el ojos está humedecido, el resto de lágrimas son drenadas al sistema lagrimal, aunque el 25% de ellas se evaporan por el aire. Ante una agresión externa, la glándula lagrimal se pone a trabajar para evitar que se dañe el ojo. Así, cualquier tipo de cambio de temperatura, motivaciones psíquicas u objetos extraños llega al cerebro para aumentar la producción de lágrimas dentro de nuestro sistema nervioso no consciente.
¿Sabías que existen diferentes tipos de lágrimas?
Te habrás dado cuenta de que los seres humanos lloramos por diferentes motivos. Entre ellos están las alergias, el sol, cuando estamos tristes, cuando estamos felices… A continuación, encontrarás diferentes tipos de lágrimas:
-Lágrimas basales: se trata de los fluidos omnipresentes en los ojos que previenen la sequedad y mantiene el ojo limpio y lubricado.
-Lágrimas reflejas: son las encargadas de proteger el ojo de irritantes, como por ejemplo el humo, el viento fuerte o los aminoácidos de las cebollas que nos hacen llorar.
-Lágrimas emocionales: son las lágrimas que se manifiestan en ciertos estados de ánimo. Si función y origen son inciertos.
¿Por qué lloramos cuando cortamos cebolla?
Se trata de una cuestión celular. Las cebollas son vegetales que pertenecen a la familia de plantas Genus Allium. Los vegetales de esta familia absorben azufre del suelo que luego se dispersa en su composición. Al cortar la cebolla lo que estamos haciendo es romper sus células y estos compuestos químicos que se han dispersado en su interior se desprenden.
Las enzimas descomponen los aminoácidos sulfóxidos formando cantidades de gas de azufre natural. Este gas entra en contacto con nuestros ojos y por lo tanto, también entra en contacto con el agua natural del ojo. Esta mezcla forma cantidades muy pequeñas de ácido sulfúrico que es lo que activa las glándulas lagrimales que de inmediato liberan las lágrimas que diluyen el ácido y nos hacen llorar.
Es por eso que si cortas las cebollas con algún tipo de gafas que no dejen penetrar este gas hasta tus ojos, ¡no llorarás!