¿Qué es el sentido de la vista?
El sentido de la vista es una de las principales funciones sensoriales de los seres humanos y un gran número de animales. Se trata de la capacidad de detectar y procesar la luz para obtener información visual del entorno. Es uno de los sentidos más evolucionados y es esencial para la mayoría de las actividades diarias, ya que es el encargado de procesar gran parte de la información que recibimos sobre el mundo que nos rodea.
El sentido de la vista también es importante para la percepción de la profundidad y la distancia, la coordinación mano-ojo y otras funciones que requieren una interpretación compleja de la información visual. Además, la vista no solo cumple una función práctica, sino que también enriquece nuestras experiencias estéticas y emocionales, permitiéndonos disfrutar de la belleza del arte, de la naturaleza y de las personas.
Anatomía y funcionamiento del ojo humano
El sentido de la vista se sustenta gracias a la anatomía del globo ocular, la cual dispone de una estructura compleja en la que diferentes elementos combinan sus funciones para generar imágenes nítidas y precisas. Cada uno de estos elementos tiene una función esencial y se dividen en tres partes del ojo bien diferenciadas:
Capa externa del ojo
La capa externa del ojo es el inicio del sentido de la vista. Además de ser la encargada de captar la luz, también cumple con una importante función de protección.
- Órbita: compuesta por 7 huesos convergentes, la órbita es la cuenca ósea que guarda y protege todas las partes del ojo. Está conectada con los músculos extraoculares, encargados del movimiento de los ojos.
- Esclera: es la parte blanca del ojo y actúa como escudo protector, manteniendo su forma y proporcionando un punto de anclaje para los músculos extraoculares. Está formada por una capa de tejido espesa y resistente.
- Conjuntiva: membrana mucosa transparente que ayuda a lubricar el ojo, manteniendo la humedad y protegiéndolo contra infecciones. Es una excelente barrera contra los microorganismos y cuerpos extraños.
- Lagrimal: el aparato lagrimal lubrica el ojo, manteniéndolo hidratado y engrasado, regulando también la acuosidad en todo momento.
- Córnea: su función principal es refractar o doblar la luz que entra en el ojo para ayudar a enfocarla en la retina. La córnea proporciona la mayor parte del poder de enfoque del ojo.
Capa intermedia del ojo
En la parte intermedia del ojo encontramos diferentes elementos que tienen como función principal la recepción y procesamiento de la luz.
- Coroides: proporciona oxígeno y nutrientes a la retina. También contiene un pigmento que ayuda a minimizar la dispersión de la luz dentro del ojo, mejorando así la calidad de la imagen.
- Cristalino: se encuentra detrás de la córnea y funciona como una lente que proyecta las imágenes hacia la retina a través de la refracción. También tiene como función proteger la retina de la radiación UV.
- Cuerpo ciliar: Responsable de cambiar la forma del cristalino para enfocar objetos a diferentes distancias (acomodación) y producir el humor acuoso, que nutre la cámara anterior del ojo manteniendo su presión interna.
- Iris: regula la cantidad de luz que entra en el ojo ajustando el tamaño de la pupila. Cuando hay mucha luz, el iris se contrae para hacer la pupila más pequeña; en la oscuridad, el iris se relaja para agrandar la pupila.
- Pupila: situado en el centro del ojo, es un pequeño círculo de color negro muy flexible. Se contrae o se dilata a partir de la cantidad de luz que entra por el iris.
- Humor vítreo: ayuda a mantener la forma esférica del ojo y ofrece soporte estructural. También contribuye a la transmisión de la luz hacia la retina.
Capa interior del ojo
La capa interior del ojo es donde las imágenes se acaban de procesar, se transforman en impulsos eléctricos y se envían al cerebro.
- Retina: convierte la luz en señales eléctricas. Las células fotosensibles, repartidas entre conos y bastones, detectan la luz y la transforman en impulsos nerviosos. Los bastones nos permiten captar los colores blanco y negro, mientras que los conos nos ayudan a percibir los colores.
- Mácula: pequeña área amarillenta de la retina que es la responsable de la visión central aguda y la encargada de identificar los pequeños detalles y la visión del movimiento.
- Nervio óptico: compuesto por millones de fibras nerviosas, es el encargado de transmitir los impulsos nerviosos desde la retina al cerebro, donde se interpretan como imágenes.
¿Cómo se forman las imágenes?
Ahora que ya sabemos cuáles son las diferentes partes del ojo, es hora de aprender cómo interactúan entre ellas y, en definitiva, cómo funcionan nuestros ojos para dar vida al sentido de la vista. Es un fascinante viaje en el que la luz pasa por una máquina perfecta y rápida que la transforma en imágenes:
- Entrada de luz: La luz entra en el ojo a través de la córnea, la parte frontal transparente del ojo, donde se inicia el enfoque.
- Regulación: la luz pasa a través de la pupila, cuyo tamaño es controlado por el iris para regular la cantidad de luz que entra.
- Enfoque adicional: el cristalino, situado detrás del iris, ajusta su forma para enfocar la luz de manera más precisa en la retina.
- Proyección en la retina: la luz enfocada llega a la retina, donde se forma una imagen invertida. Los conos y bastones convierten la luz en señales eléctricas.
- Transmisión y procesamiento cerebral: A través de una serie de fenómenos químicos y eléctricos estas señales se transmiten al cerebro a través del nervio óptico en forma de impulsos nerviosos. El cerebro procesa estas señales del ojo y las interpreta, permitiéndonos percibir la imagen de forma correcta.
Cuidados para un sentido de la vista perfecto
Como has podido comprobar, para que el sentido de la vista funcione correctamente, es necesario que cada una de las pequeñas partes del ojo haga su parte del trabajo. Cuando en alguna de las partes surge una alteración, el equilibrio se rompe y es cuando aparecen las causas que hacen que la calidad de nuestra visión decaiga.
Un buen ejemplo lo encontramos en la córnea, ya que cuando se deforma, provoca errores y anomalías de refracción, que se manifiestan como visión borrosa a diferentes distancias. Esto es lo que conocemos como miopía o hipermetropía. Lo mismo ocurre en el cristalino, donde puede formarse una película que opaca la visión, es decir, las cataratas. El envejecimiento macular, que afecta a la retina, o el glaucoma, que daña el nervio óptico, son solo otros de las muchas alteraciones que podemos desarrollar.
Como cualquier otra máquina, el mantenimiento y el buen cuidado de nuestros ojos es la clave para mantener un buen sentido de la vista durante más tiempo. Aunque hay algunas enfermedades difíciles de evitar, no cabe duda de que haciendo un buen seguimiento de nuestros ojos, podemos reducir significativamente el riesgo de desarrollar alteraciones visuales.
Alimentación saludable, higiene y descanso ocular, deporte, uso correcto de prescripción de gafas graduadas o lentillas, gafas de sol, buenos hábitos de pantallas… Existen muchos hábitos que favorecen la salud visual. Pero sin duda, una de las claves es someterse a revisiones regulares de la visión, pues gracias a ellas, podemos evaluar el estado de salud de nuestros ojos para tomar medidas preventivas y preservar su bienestar.
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